La Iglesia es madre y, por lo mismo, cada cristiano –varón o mujer– participa de esta maternidad espiritual. El Espíritu Santo hará germinar la semilla del Verbo encarnado que depositó en el bautismo en cada uno de nosotros. Con nuestra coherencia evangélica, damos a luz a Cristo en nosotros y en los demás, al modo de la Virgen María. 96 páginas
Largo: 17 cm
Ancho: 11.5 cm